La quietud absoluta de la tarde
habla de ti,
del movimiento de tus pasos.
Ni las hojas vuelan el viento.
Solos.
Tu y yo.
En un instante indefinido.
En la desmemoria de los adverbios.
En la pauta del folio,
éste,
en el te escribo.
Voz es voz.
Envoltura.
Te miro sin verte, a tí,
habitante de mi piel infinita.